Enfrentando Espíritus Familiares
Una persona puede formar y desarrollar una relación íntima con un espíritu maligno, voluntariamente o por ignorancia.
Dos personas humanas pueden formar una relación, y por medio de comunicación y comunión la relación puede ser aumentada. De la misma manera, una persona puede formar y desarrollar una relación íntima con un espíritu maligno, ya sea para el conocimiento o la ganancia. Cuando una persona forma una relación con un espíritu maligno, esa persona entonces “tiene” un espíritu familiar.
Los espíritus familiares son imitadores de los dones del Espíritu Santo. Cualquiera que tiene compañerismo con Dios y camina en el Espíritu Santo no tiene necesidad de un espíritu familiar, porque Dios le provee todo lo necesario.
Asi como en el ocultismo, involucramiento con espíritus familiares constituye idolatría y crea manchas espirituales:
“ No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios. ” Lev. 19:31
9780892282104
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